13 de mayo de 2013

Catolifobia

Catolifobia. Este término, que acabo de acuñar a falta de conocer que exista otro que se utilice en este contexto, es para mí comparable a cualquier otro tipo de opresión basado en religión. Si bien, el catolicismo como rama perteneciente al cristianismo, la religión más agresiva y dominante del planeta, cuenta con una serie de privilegios de los que carecen otras religiones, al mismo tiempo lleva asociado en algunos contextos un tipo de opresión que es similar a la opresión que se sufre por ser leíde como miembre de una determinada religión que no es la mayoritaria, o que no es la cristiana. Así pues, funciona igual que la islamofobia, el antisemitismo (aquí me centro en la parte religiosa únicamente), la hindufobia, etc. en cuanto a que a las personas contra las que va dirigido, sean o no creyentes, sean o no practicantes, se les atribuye la pertenencia a esa religión y un determinado comportamiento que se deriva de ella. Igual que una persona atea procedente de un país mayoritariamente musulmán es objeto de la islamofobia, aunque se haya pasado toda su vida combatiendo el islam, del mismo modo una persona atea procedente de un país católico es objeto de la catolifobia, aunque en su vida haya pisado una iglesia, haya sido bautizada o haya recibido enseñanza en el catecismo. 

En las religiones mayoritarias se nace, y sus elementos están imbuidos en las dinámicas socioculturales que rodean a cada persona nacida en esa religión. Aunque se sea atee, la religión en la que oficial, cultural y socialmente naces pasa a ser un factor de tu bagaje cultural y de la forma en la que te lee el resto del mundo. Aunque se sea creyente y practicante de una religión minoritaria, la religión mayoritaria del lugar en el que naces se leerá en ti y para evitarlo tendrás que enmarcarte en la simbología reconocida de esa religión minoritaria. Por ejemplo, una cruz colgada del cuello si vives en Dubai o una kipá cubriendo tu nuca si vives en Londres.

Si naces en una buena parte del sur de Europa o en Latinoamérica, independientemente de tu relación con el catolicismo, este forma parte de la identidad con la que eres leíde. Especialmente cuando vives en una sociedad en la que el protestantismo es la religión mayoritaria. Une atee mexicane lo quiera o no, tiene que enfrentarse al hecho de ser viste como católique en Escandinavia.

Por otra parte, si volvemos al concepto del racismo marrón, en el que las personas consideradas como más blancas equivalen a las personas cuyo lugar de nacimiento se correponde con uno en el que la religión mayoritaria es cristiana pero no católica, sino protestante o anglicana, es decir, de alguna rama del cristianismo surgida en reacción al catolicismo y escindida de este, vemos que el factor religioso juega un papel importante en la opresión que se sufre como persona no blanca. O bien sea por antisemitismo, por islamofobia, por hindufobia, por budisfobia o por catolifobia, la supuesta religión de les marrones y negres es otro elemento importante que justifica una posición inferior en la jerarquía racista. El cristianismo, religión de la "raza" dominante, es por tanto también la religión superior. E incluso en este sistema que siempre valora el cristianismo como la religión más alta, una persona no protestante siempre será inferior a una protestante. El catolicismo se convierte así en este imaginario protestante en una religión más anticuada, fanática, llena de absurdos rituales, con un mayor poder sobre las poblaciones en las que domina que la "verdadera religión cristiana". Y todes les entendides como católiques se convierten por tanto en personas fanáticas, con soluciones primitivas, con creencias absurdas y rituales innecesarios.

El cielo protestante y el cielo católico según los Simpsons. No es difícil averiguar cuál es cuál.
La catolifobia se expresa así en conjunto con el racismo marrón y negro. Y se manifiesta en una opresión simbólica y no simbólica que en ocasiones puede tener consecuencias nefastas. Como cuando se niega tratamiento médico a una persona (véase esta entrada antigua en la que cuento una experiencia personal), se juzga con penas mayores a una persona por ser entendida como miembre incapaz de pensar fuera de la religión de su sociedad de origen, etc.

Como persona inmigrante en una sociedad protestante como la danesa, el hecho de haber nacido en España, hace que mi pertenencia a esa religión que llevo toda la vida rechazando como atee militante no solo no se cuestione sino que necesariamente me caracteriza. Se convierte así pues en otra forma de opresión que en combinación con la xenofobia y el racismo marrón me definen como perker, como elemento no deseado e incapaz de formar parte de esta sociedad en el presente, o de ser completamente integrado en algún momento futuro.


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2 comentarios:

  1. Respecto a la religión a mí los daneses me están tratando también muy bien. Me dijeron dónde estaba la Iglesia Católica, una chica danesa me dijo para ir a verla. Durante la cuaresma los viernes no como carne y la señora del comedor me indicaba los platos sin carne. Nunca he sentido ninguna hostilidad por ser Católico y siempre respeto. Y también bastante ecumenismo que las ramas del cristianismo son tan diferentes. Los daneses son gente sencilla, honesta y simpática. Supongo que te habrás encontrado con los más idiotas pero lo mejor es no hacerles caso.

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  2. ¿Crees que un alemán del sur o un austriaco, leídos como blancos, pueden sentir también ese rechazo por ser católicos?

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