En la entrada anterior sobre ser entendide como inmigrante marrón = perker en este país, Hvalros daba voz en su comentario a una crítica muy extendida cuando una persona oprimida denuncia esa opresión: en realidad eres tú el problema. Si no te comportaras así, si no te dejaras llevar por ese sentimiento (que en este caso es denominado "resentimiento"), si no tuvieras esa actitud, si no lo vieras así... todo sería perfecto. O al menos, no existirían todos esos problemas de los que tú te quejas, todo eso que tú decides ver como opresión. De ti parte y en ti acaba el problema.
Esta reacción, muy extendida entre les humanes, trágicamente no solo se encuentra entre les que oprimen, sino que en igual o mayor medida, se encuentra entre les que son oprimides. Igual que entre les que se definen como homosexuales es habitual negar la homofobia que motiva una enorme cantidad de las situaciones que viven, igual que entre las mujeres es constante encontrar una negación de la situación de desigualdad que crea el patriarcado en las sociedades en las que viven, igual sucede con les inmigrantes y las personas racializadas. Nada me sorprende escuchar a une inmigrante decir que nunca ha vivido la xenofobia de la cultura en la que se encuentra, o a une persona no leída como blanca decir que nunca ha sentido racismo. Y lo que es todavía más interesante, la enorme mayoría de esas personas conocen los conceptos que se refieren al tipo de opresión que ellas mismas viven, ya sea machismo, racismo, xenofobia, transfobia, bifobia, queerófobia, sexismo, misoginia, antisemitismo, islamofobia, clasismo... Y son capaces de decir que tales tipos de opresión existen o bien en otros lugares, o bien contra otra gente más lo-que-sea (oscura, religiosa, con pluma, pobre...), o bien en otros momentos de la historia que aparentemente ya hemos superado.
Lo interesante para mí es analizar los motivos que crean esas voces. ¿Por qué decide una persona aliarse al coro de voces que niegan su propia marginación y opresión? ¿Qué mecanismos están en marcha para que les oprimides no sean capaces de identificar su propia opresión?
Las respuestas son sin duda muchas y muy complejas. Yo no llego más que a discernir algunos pequeños elementos. Pero quiero presentar aquí parte de lo que intuyo.
La opresión solo puede sobrevivir gracias al silencio. |
Para empezar entiendo que para les opresores siempre es un recurso negar que tal opresión existe. Lo que no existe, no hay que cambiarlo. En lo que no existe, no se puede tener responsabilidad. La forma más evidente de mantener los privilegios que oprimen a otres es evitar el cambio. Por otra parte, sin responsabilidad no hace falta mover un dedo para cambiar la situación de otres.
¿Qué haces para mejorar las cosas? |
Si no es posible conseguir que el problema sea inexistente, es decir, invisibilizarlo, el siguiente paso si no se desea un cambio es lógicamente seguir negando la responsabilidad. Y eso se consigue de forma muy eficaz individualizando el problema y buscando otre responsable. Por supuesto, ele más apropiade es ele oprimide. Darle la vuelta a la tortilla: no soy yo, eres tú.
Así, son les homosexuales les que provocan con su innecesaria demostración de su sexualidad, son les europees del este les que crean problemas porque vienen a este país a robar, son las mujeres las que invitan a ser violadas por llevar esas ropas con las que están casi desnudas, etc.
Al individualizar un problema, negando la importancia de las estructuras sociales, se consigue también desproblematizar un comportamiento opresor. Si el problema es individual y no estructural, las causas, las consecuencias, los métodos, todo, se individualizan. Si eres tú y solo tú la que tiene un problema por ser mujer, no hay machismo en esta sociedad, el motivo debe de ser otro. Y por eso los cambios no tienen que afectar a las estructuras que crean esos problemas, sino a tu situación particular.
Pero además, si el problema es individual, ¿no serás tú ele causante de ese problema? ¿O no estarás viendo fantasmas? Porque mira, todas esas otras personas como tú no tienen ese problema que tú dices tener...
Lo más habitual sin embargo creo que es una mezcla de las dos estrategias. Individualizar el problema encontrando en ele oprimide al culpable y al mismo tiempo negar que tal opresión existe. No basta más que mirar a mitos como lo fácil que es recibir una vivienda siendo una persona de etnia gitana o lo ricos que son los gays.
Desde el punto de vista de les opresores, todas estas estrategias tienen sentido. Evitar el cambio. Mantener el status quo. No tener que actuar. Proteger sus privilegios. Crear confusión entre les oprimides. Evitar que se agrupen y trabajen por cambiar la situación. Agruparse con otres opresores para acosar a les oprimides. Mantener la conciencia tranquila. Ridiculizar a les que se rebelan. Adquirir nuevos privilegios...
Desde el punto de vista de algunes oprimides, parece que unirse a estas estrategias de individualización, negación, acoso y ridiculización también tienen sentido, por ilógico que pueda parecer por adelantado.
Para empezar existen distintos grados de opresión. Une persona oprimida en 1 aspecto puede ser opresora en 162.000 otros. Esa persona con seguridad siente como menos urgente y necesario un cambio social que le quite esos 162.000 privilegios, aunque sea desprivilegiada en ese 1. Así, una persona leída como blanca, con rasgos entendidos como escandinavos, con un estatus económico alto, con los privilegios que siguen a ser leído como hombre en una sociedad sexista, con una educación formal suficiente para acceder a puestos de trabajo más especializados, con un cuerpo físicamente capaz de aprender a moverse sin sobresalir... es sin duda menos oprimido aunque provenga del mismo país africano que una persona leída como negra, con rasgos entendidos como africanos, con un estatus económico mísero, con la falta de privilegios que sigue a ser leída como mujer, sin una educación formal que le permita acceder a trabajos cualificados, con un cuerpo de 120 kilos y un velo en la cabeza. Ambes sin embargo sufren xenofobia, motivada por los mismos mecanismos. La segunda persona, no obstante, sentirá que los obstáculos en su vida en general son mayores, y acostumbrada a vivir opresión, será probablemente capaz de identificar también con mayor facilidad los casos en los que es discriminada por motivo de su lugar de origen. Pero sobre todo, necesitará luchar contra la opresión y las estructuras sociales existentes de forma más urgente.
Cada persona pues combina en sí aspectos opresores y oprimidos. Por tanto, cada persona tiene un porcentaje diferente invertido en mantener y reproducir las estructuras existentes. Cuanto mayor sea el beneficio que obtiene, menor será su deseo de cambio.
Por tanto, no todes les oprimides desean en la práctica un cambio social, ni siquiera en aquellos aspectos que les perjudican a elles mismes.
¿Qué hacer entonces ante las protestas de les que buscan un cambio? Utilizar las técnicas de les opresores. Negar. Individualizar. Ridiculizar. Unirse al grupo que acosa. Intentar contener las quejas de otres. Justificar la propia falta de reacción negando que sea necesaria. Hacerse ciegue ante les problemas de otres mientras no sean les suyes propies. Mantener la ceguera incluso cuando les problemas les afectan a elles.
¿Y qué se pretende conseguir con esto? Mantener los propios privilegios. Y acceder a aquelles privilegios que no se tienen todavía. En lo que yo entiendo como un error de análisis, estas personas creen que no sufren opresión, discriminación, marginación si consiguen ser aceptades como parte de les opresores. Así, mostrando lealtad ante les opresores, negando la opresión, intentando contener las voces disidentes, defendiendo la cultura opresora, alejándose de les oprimides, creen llegar a ser entendides como une más del grupo con poder. En mi opinión sin entender que esto jamás es así, ya que la opresión, aunque menos visible, también sigue en pie para elles, y su limitado acceso a los privilegios está condicionado por la continua necesidad de mostrar lealtad y adherencia al grupo dominante.
Tengo miedo y por eso obedezco sin cuestionar |
- parecen creerse más integrades, más parte de la nueva cultura en la que habitan;
- luchan por establecer su estatus social al negar que elles mismes han sufrido discriminación, porque "no son notades como extranjeres";
- adquieren una posición de tokens (ejemplo de una persona de la minoría que se adapta a la mayoría y por eso es deseable, entre otras cosas para poder venderse como diverse) entre les nativos del lugar y reciben apoyo, y son premiados cada vez que elogian la cultura receptora y niegan su racismo y xenofobia (hasta el día en el que dejan de hacerlo, claro está);
- acceden de forma temporal y condicionada a lugares que les serían negades si no jugaran bajo las reglas dominantes.
- refuerzan sus propios privilegios entre las demás personas inmigrantes;
- invierten en la nueva estructura social en la que tampoco desean una eliminación de todos los privilegios;
- se separan de aquelles que son mal vistes por la sociedad de la que quieren formar parte;
- reaccionan ante el miedo que sienten a ser rechazades.
Y mil cosas más. Una que no quiero dejar de nombrar es el (no tan) curioso hecho de que esta estrategia es mucho más popular entre les extranjeres que se consideran expats (expatriades) que aquelles que son inmigrantes o refugiados, aquelles que provienen de países occidentales y ricos, aquelles en cuyas culturas de origen ha habido y hay una buena dosis de imperialismo, aquelles que en sus países de nacimiento contaban con posiciones más privilegiadas, aquelles que sufren un menor grado de opresión general en sus vidas.
Por eso, españoles (mucho más que latines) que no ven racismo y xenofobia en Dinamarca hay a patadas. Hombres cisgénero heterosexuales y blancos de clase media con estudios y medios económicos todavía más. Pero eso, más que decir algo sobre la falta o no de racismo y xenofobia de Dinamarca, lo que dice es algo de sus posiciones y sus estrategias para afrontar la pérdida relativa de estatus que viven al moverse a este país. Pérdida provocada básicamente por ese racismo y xenofobia que niegan.